Tratamiento personalizado en el cáncer

El cáncer es un problema mundial de salud que ocurre en todas las edades, si bien es mas frecuente en adultos. Cada año 12.7 millones de personas son diagnosticadas con cáncer y 7.6 millones mueren a causa de esta enfermedad cuyo origen es la combinación de factores genéticos y del medio ambiente.

El ADN que forma al genoma humano está formado por 3,200 millones de unidades de las cuales hay cuatro tipos Adenina (A), Guanina (G), Timina (T) y Citosina (C). Los párrafos o genes de esta larga cadena contienen la información para cada una de las funciones que llevan a cabo las células y el organismo en su conjunto. Los tejidos formados por células tienen estructura y funciones específicas que contribuyen al funcionamiento del cuerpo humano. Así, cuando las células de un tejido se encuentran bajo el control de un ADN sano, los tejidos guardan su anatomía natural. Sin embargo, cuando el ADN acumula errores en su lectura, las funciones de un tejido se pierden, lo mismo que su estructura, dando lugar a tumores.

Los seres humanos compartimos el 99.9% de la secuencia del genoma humano. Sin embargo, existen varios millones de letras salpicadas a lo largo de la cadena que pueden variar generando la diversidad de la especie. Los cambios en la secuencia del ADN se conocen como mutaciones y podrían equipararse a faltas de ortografía en un texto. Existen mutaciones que confieren predisposición al cáncer. Por ejemplo, algunas mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 confieren predisposición a cáncer de mama. Así, cuando se acumulan estas u otras mutaciones y se combinan con determinados estímulos del medio ambiente se incrementa el riesgo a padecer esta enfermedad. Por ello, en algunas poblaciones donde se encuentran estas mutaciones con mas frecuencia, como en la población Ashkenazi, se utilizan estas pruebas para detectar mujeres en riesgo de cáncer de mama, y así prevenirlo.

Algunas variaciones en el ADN definen la forma en como un paciente con cáncer responderá al tratamiento. Ese es el caso de la respuesta a 6-Mercaptopurina (Purinetol), un medicamento que se utiliza con gran eficacia en el tratamiento de niños con Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA). Sin embargo, aproximadamente uno de cada 300 pacientes desarrolla una respuesta adversa al medicamento poniendo en riesgo su vida. Actualmente se conocen cuatro variaciones de una sola letra en el gen TMPT cuya combinación permite identificar al niño o niña que tendrá la respuesta potencialmente fatal. Esta prueba se hace en forma rutinaria en pacientes con LLA en los países industrializados.

La Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos ha publicado una lista de cerca de 30 medicamentos contra el cáncer cuyos efectos están determinados por variaciones en el ADN. En consecuencia, obliga a incluir en la caja del medicamento la información sobre los estudios de ADN que se recomiendan para decidir el uso y dosis de esos medicamentos en cada paciente (http://goo.gl/d0jHb).

Si bien los tratamientos contra el cáncer son cada vez mas efectivos, no es raro que dos tumores aparentemente iguales, incluso al microscopio, respondan de forma diferente al mismo tratamiento. Esto se debe en gran medida a que las mutaciones en el ADN de los tumores son diferentes. Por ello, conocer el ADN de los tumores y la forma en que sus genes se “prenden” y se “apagan” es cada día mas útil para poder lograr tratamientos mas efectivos. Por ejemplo, en los pacientes con Leucemia Mieloide Crónica, se busca rutinariamente la presencia del llamado Cromosoma Filadelfia generado por una conexión anómala entre dos genes. Cuando se encuentra presente, el tratamiento con Imatinib (Gleevec) resulta muy efectivo. En el cáncer de mama y de estómago, cuando la células contienen grandes cantidades del producto del gen HER2, el Trastuzumab (Herceptin) resulta una opción adecuada pues se une selectivamente a HER2 inhibiendo la proliferación de esas células. De forma similar, se ha recomendado el uso de Erlotinib (Tarceva) para el tratamiento de los cánceres pulmonares de células no pequeñas, los de páncreas y otros tejidos cuando su gen EGFR se expresa en niveles por encima de lo normal, o bien contiene mutaciones. Por otra parte, los tumores de tiroides, de colon y melanomas que contienen la mutación V600 en su gen BRAF, generan una proteína que estimula el crecimiento y reproducción de las células malignas. La detección de esta mutación invita a considerar Vemurafenib (Zelboraf) en el tratamiento.

La detección de estos biomarcadores útiles en el tratamiento del cáncer es una muestra inicial del gran poder que tiene la innovación en torno al genoma humano para mejorar el cuidado de la salud.


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