El número de microorganismos que habitan el cuerpo humano supera al número de células que lo forman. De hecho hay más de 10 microbios por cada célula. En su conjunto se les conoce como microbioma humano. Se calcula que cerca de 100 billones de microorganismos coexisten en el cuerpo humano. Su papel es fundamental en la salud y las enfermedades humanas. Por la enorme cantidad de funciones que lleva a cabo el microbioma algunos lo consideran como un “órgano recientemente descubierto”. Muchos de estos microorganismos no se han podido caracterizar mediante los métodos tradicionales. Sin embargo, el advenimiento de las tecnologías genómicas ha permitido leer su ADN logrando identificarlos y ubicarlos en relación al resto de acuerdo a la escala evolutiva. Así, recientemente se han descubierto una gran parte de estos microbios del cuerpo humano. Muchos de ellos son bacterias, sin embargo, otra gran cantidad pertenece a grupos como arquea, levaduras y eucariotes unicelulares, así como varios parásitos y virus, estos últimos incluyendo virus que infectan a las bacterias del propio microbioma.
Este conjunto de microorganismos influye en forma importante sobre las funciones que lleva a cabo nuestro organismo, pues en individuos sanos este provee un amplio rango de funciones metabólicas de las que carece el cuerpo humano. Esto no sorprende al saber que por cada gen humano existen 100 genes de los microorganismos con que convivimos habitualmente. Incluso este conjunto de microorganismos se ha asociado a un numero importante de enfermedades comunes como diabetes, artritis reumatoide, distrofia muscular, esclerosis múltiple y quizá algunos tipos de cáncer.
Las nuevas tecnologías para la lectura del ADN ofrecen una gran oportunidad para conocer con detalle el microbioma humano y su participación en el mantenimiento de la salud y el origen de diversas enfermedades humanas. Así, con objeto de conocer en detalle a estos microorganismos, en 2008 surgió el Proyecto del Microbioma Humano cuya etapa inicial de sentará las bases para lograr este objetivo (http://www.sciencemag.org/content/328/5981/994). Su primera etapa de cinco años cuenta con un presupuesto de $115 millones de dólares. En este esfuerzo internacional participan los Institutos de Investigación en Salud de Canadá, la Comisión Europea, el Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas de Francia, la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología, los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, la Organización para la Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth en Australia, el Consejo de Investigación Médica de Gambia y la Fundación Nacional de Investigación de Corea (www.hmpdacc.org). Sería deseable que México participara en este importante y visionario esfuerzo, pues ya cuenta con instituciones robustas en materia de investigaciones genómicas y podría generar valiosa información que coadyuvara a atender sus propios retos nacionales de salud.
Las muestras para el estudio se tomaron a partir de un subgrupo de 242 voluntarios sanos de los Estados Unidos. Así, se obtuvieron más de 5,000 muestras de 15 hombres y 18 mujeres de diferentes partes del cuerpo incluyendo la boca, nariz, piel, intestino delgado (heces fecales) y vagina. Al analizar el ADN tanto de los humanos cuanto de los microorganismos, se ha logrado calcular que existen más de 10,000 especies de microbios que ocupan el ecosistema humano y se han identificado la mayor parte de los géneros a los que pertenecen.
Hasta el momento, el Consorcio que lleva a cabo el Proyecto ha generado bases de datos públicas sobre la estructura y función de nuevos genes, así como también ha desarrollado nuevas tecnologías y herramientas para el análisis computacional de la estructura y función de los genomas. Además, ha establecido grupos de investigación sobre las implicaciones éticas, legales y sociales del microbioma humano.
A partir de estos resultados iniciales se han generado nuevos estudios para descubrir el papel estos microorganismos en el origen de las enfermedades humanas. Algunos ejemplos se enfocan a la influencia del microbioma sobre el origen y respuesta al tratamiento en psoriasis, acné, enterocolitis necrotizante del recién nacido, enfermedades inflamatorias intestinales, así como en el cáncer de esófago (http://goo.gl/uKJFDq).
La avalancha de conocimientos genómicos que se ha generado en la última década comienza a definir estrategias para prevenir y tratar enfermedades comunes. Pronostico que su integración progresiva a la práctica clínica impondrá nuevos retos a la educación médica y a la generación de políticas públicas que aseguren el acceso equitativo y justo a estos nuevos avances.